Ricardo Cases. Foto: María Mira

El azar y el azahar. La trayectoria profesional de Ricardo Cases (Orihuela, 1971) circula entre ambas palabras. El azar le descubrió la fotografía mientras estudiaba Periodismo en Leioa, Vizcaya. Un día iba por un pasillo de la facultad y un aula llamó su atención. «Entré y aquello era un cuarto oscuro, no había apenas luz, la gente se chocaba, yo no lo sabía, pero era un laboratorio… y de repente vi un papel blanco y una imagen apareciendo en él. Me volví loco. Me gustó mucho. Y, desde entonces, hasta ahora no he parado».

Ricardo Cases. Foto: María Mira

Ricardo Cases. Foto: María Mira

Las fotografías de Ricardo Cases, protagonista del nº15 de Print, responden a una manera de mirar especial, aunque él prefiere hablar de «una manera de ser. La fotografía es facilitadora; es una herramienta que es muy práctica a la hora de dejar pasar un carácter, sea cual sea. Si insistes, trabajando y trabajando, al final aparece eso que dices; yo no lo puedo ver, pero creo que si perseveras en el tiempo, por mucho que no lo quieras, va a aparecer». Mirada o manera de ser, lo que es incuestionable es que forman parte de sus proyectos.

Ricardo Cases. Foto: María Mira

Su primera vez fue en una imprenta offset de barrio, muy humilde, confiesa que no se acuerda del nombre.

«Íbamos a imprimir Supernormal, y creo recordar que hubo un desencuentro muy gordo entre la diseñadora y ellos. Pero yo no lo sufrí. Luego, en otras situaciones, sí que he podido comprobar que es difícil, que surgen obstáculos, a la hora de imprimir un proyecto editorial. Siempre hay problemas por mi perfil, que trato de avanzar en cada proyecto nuevo; reconozco que fácil no lo pongo. Por eso es una suerte encontrarse con profesionales como Dani, en Impresum, que lo comprende y se desvive por que salgan bien las cosas».

Fotos: María Mira

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