A Joan Quirós, las paredes le hablaron cuando era un chaval. Los grafitis que veía alrededor de su colegio se convirtieron en su asignatura preferida. Con dieciséis años pasó de mirarlos a pintarlos. Firmaba como Mito. Al principio por su barrio, Campanar, y después en grupo, por el resto de la ciudad. El hip hop y luego el punk pusieron la banda sonora. Al lema «No Future» se le cayó la negación y Quirós es, hoy en día, un referente en caligrafía y lettering.
Entre el pasado y el presente, el trabajo de Joan puede encontrarse aplicado a multitud de soportes. Desde portadas de libros y revistas, packaging, carteles, identidad corporativa, publicidad, títulos de crédito, así como la realización de encargos individualizados. Eso sin olvidar proyectos personales como sus cuadernos.
Tanto Joan como la tipografía, la caligrafía y el lettering protagonizaron el nº3 de nuestra publicación PRINT. Y como en todo buen concierto que se precie, la sesión fotográfica con Joan Quirós tuvo dos partes. Una primera en Laseiscuatro —en cuanto nos lo permitió el ‘maldito virus’— con Eva Mengual de anfitriona (sin olvidar al gato), y un bis en su propio estudio. Y en entre esas idas y venidas le hicimos nuestra clásica pregunta sobre su primera experiencia en una imprenta:
«La primera vez que fui de manera profesional a una imprenta fue cuando teníamos el estudio, Voltio, por uno de nuestros primeros encargos, unas tarjetas corporativas para un cliente. Lo hicimos en Valiente Impresores, que los conocía porque veranean en el mismo pueblo que yo, Torás (Castelló). Fue algo muy experiencial, muy etéreo. Yo soy muy fetichista del papel y cuando entré y vi todos los papeles apilados, la textura, su olor, el de la tinta… fue una experiencia brutal. Me sigue pasando cada vez que voy a un imprenta; me encantaría probarlo todo».
