Si hubiera que definir con una palabra a la Laura Meseguer diseñadora de tipografías podría ser pasión. Si fueran dos, habría que añadir alegría. En la misma conversación puede hablar con entusiasmo de las serifas como explicar que su tipo Guapa se llama así porque es una Futura preparándose para una cita.

Lo gráfico siempre ha formado parte de la vida de Laura. Su abuelo, Antonio Meseguer, tenía una imprenta en Barcelona. «Yo no lo conocí, falleció en un accidente cuando mi padre tenía diecisiete años y este tuvo que tomar, junto a su hermano, el relevo en la empresa familiar». Ella creció en ese entorno jugando con los catálogos de postales de comunión o los de calendarios que después se personalizaban, lo que se tradujo, «de alguna manera, en una percepción de los elementos gráficos». 

Laura protagonizó el número 14 de nuestra revista PRINT,  y en el viaje que hicimos a Barcelona para realizar su entrevista aprovechamos para preguntarle por cómo fue la primera experiencia que tuvo en una imprenta y su recuerdo confiesa que fue muy especial y lo tiene muy muy marcado.

Como cuenta en la entrevista la primera conexión con una imprenta fue, claro, a través de la de su padre y su tío. La imprenta era como una extensión de su casa, porque era donde su padre se pasaba más horas. Confiesa que le encantaban y le encantan el olor a tinta, los catálogos de papel…

Y la primera vez que fui a una imprenta, profesionalmente hablando, probablemente fue en Barcelona cuando empecé a trabajar de freelance. Creo que fue un cartel que imprimí para Sant Andreu Teatre, para el día de Sant Jordi; una cosa muy bizarra, pero que la tengo colgada en mi casa porque me encanta ver lo mal que hice la separación de tintas, que luego quedan superbién, era aquello de decir «ostras, esto no encaja, pero da igual». No recuerdo el nombre de la imprenta pero sí esa responsabilidad de estar allí tirando el color.

Fotos: María Mira.

 

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